Cómo desarrollar la psicomotricidad fina en los niños

¿Sabes qué es la psicomotricidad fina? Seguramente has escuchado algo acerca del término. Puede sonar complicado, pero no te preocupes. A grandes rasgos es la habilidad para coordinar movimientos musculares pequeños. Tiene mucho que ver con la precisión a la hora de realizar tareas que requieren control sobre la relación ojo-mano. 

En cualquier etapa del crecimiento resulta importante fomentar la psicomotricidad fina. Sin embargo, es cierto que el aprendizaje de estas destrezas es mucho más decisivo en los primeros años de infancia. Por eso es común oír decir que los niños son como esponjas: absorben fácilmente el conocimiento que se les ofrezca. 

La importancia de la psicomotricidad fina 

La psicomotricidad fina influye de manera significativa en la evolución de la autonomía y la independencia. Una estimulación infantil adecuada contribuye a la maduración del sistema nervioso y al buen desenvolvimiento en el entorno social, intelectual, físico y afectivo (Cabrera Valdés, B. y Dupeyrón García, M., 2019). Esto va a resultar en que los niños sean capaces de llevar a cabo, sin inconvenientes, tareas cotidianas como vestirse, amarrarse las agujetas de los zapatos, cepillarse los dientes, peinarse, etc. 

En general, todas las disciplinas artísticas son opciones efectivas para fomentar el desarrollo de la psicomotricidad fina: la música, el teatro, la danza y las artes plásticas. Además, son medios terapéuticos, pedagógicos y de expresión. Un acercamiento a estas herramientas sin duda beneficiará los procesos creativos, cognitivo-motores y de autoconocimiento de los niños.

Un recurso muy utilizado en el campo de la musicoterapia, por ejemplo, son los juegos rítmicos que involucran movimientos de distintos músculos. De allí se deriva la percusión corporal. 

Una forma fácil de empezar es pedirles a los niños que lleven el pulso de una canción con las palmas. Cuando esta habilidad está desarrollada y el sonido es uniforme, se pueden empezar a hacer coreografías manuales: pensar en los dedos como si fueran bailarines que se deben coordinar individual y grupalmente, 

Así se desarrolla la psicomotricidad fina

Exploración corporal (de 0 a 2 años)

Puede que tu pequeño aún no haya aprendido cómo llevar a cabo el agarre adecuado de lápices, colores, marcadores o pinceles. En realidad eso es lo de menos. Para impulsar sus procesos de psicomotricidad fina puedes empezar a partir del autoconocimiento corporal. Entre más temprano mejor.

¡Deja que utilice sus manos y pies! Un buen primer paso para llevar a cabo esta exploración antes del primer año de vida es la estimulación sensorial a partir de las artes manuales. La pintura para niños es una alternativa didáctica muy divertida. Piensa en este tipo de estrategias como momentos perfectos para pasar tiempo en familia.

Lo único que necesitas es pintura corporal. Adapta un espacio seguro para que tu hijo tenga libertad de movimiento. Es importante que lo acompañes pero al mismo tiempo que lo dejes manipular y mezclar las pinturas de manera autónoma. Así será cada vez más consciente de la posibilidad de movimiento de sus manos y dedos. 

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Tomada de Pexels

El agarre, la flexión y la extensión (de 2 a 4 años)

Poco a poco, la psicomotricidad fina de los niños se va agudizando. Todo es un proceso. Ve implementando, según su propio ritmo, otro tipo de actividades. Por ejemplo, pueden empezar a moldear figuras con plastilina o arcilla. Esto fortalecerá los músculos de sus brazos y sus manos. 

Cerca de los dos o tres años, incluye el uso de tijeras de punta redonda. Esto va a estimular sus capacidades para flexionar y extender los músculos. Recuerda que siempre debe haber supervisión de un adulto. 

Coordinación visual y manual (después de los 4 años)

En etapas más avanzadas del crecimiento, cuando los niños son más hábiles con el agarre, pueden incursionar en el mundo de la pintura por números, el bordado o los cuadros con piedritas. Estos ejercicios implican una capacidad mayor de concentración y de seguimiento de instrucciones. 

Tendrán que coordinar el reconocimiento visual de ciertos símbolos y la precisión manual para insertar, rellenar o conectar elementos. Además, estas son técnicas apropiadas para jóvenes y adultos. Así que se puede convertir en otra gran ocasión para realizar actividades en familia

En todo caso, lo más importante es que sepas que es posible desarrollar la psicomotricidad fina en los niños de manera divertida. Incluso estas actividades se pueden convertir en un hábito, en un juego y en un medio para potenciar su lado artístico.

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